Fue sorprendente lo delicado
y frágil que era nuestro bebé. Su papá
ya estaba listo para jugar con él pero nuestro hijo todavía no. Estaba muy ocupado descubriendo su mundo. Y
aprendimos que eso era lo que necesitaba. La estimulación de sus sentidos de la
vista, el oído y el tacto para ayudarlo en su desarrollo.
Cada niño es diferente y
estoy segura de que te estás adaptando a tu propio ritmo. No te apures si se
presentan algunos retos. Tu amor y tu atención son lo que tu bebé más necesita
y muy pronto crearán su propia rutina.
Como mamá de tres niños, he
tenido la oportunidad de aprender de la experiencia y quiero compartirte
algunas de las mejores ideas que he aplicado para ayudar a un recién nacido a
descubrir su mundo.
Me sorprendía el saber que
mi bebé solo podía ver de treinta a treinta cinco centímetros de distancia de
su cara. Así que nos aseguramos de acercarnos bien.
Usamos juguetes con patrones
muy simples de colores que contrastan como blanco, negro y rojo para ayudar a
que sus ojos aprendieran a enfocar. Le
gustaba que los moviéramos de manera muy lenta y suavemente frente a él.
Después de unas cuatro
semanas, sus ojos comenzaron a enfocar así que empezamos a hacer burbujas para
que las viera. En un par de semanas más las seguía con la mirada y a los tres
meses intentó a tratar de alcanzarlas.
Cuando creció un poco más,
empezamos a jugar a dónde está el bebé y otros juegos de sorpresa como, te voy
a atrapar. A esa edad ya se reía mucho y
hacíamos lo mismo una y otra vez. Le encantaba la repetición y nunca se cansaba
de la emocionante expectativa.
Todos nuestros hijos fueron
muy diferentes pero descubrimos que todos disfrutaban al estar cerca de
nosotros. Respondían a ello de manera distinta.
Para sentirse cerca no hay
como el contacto físico, en especial el contacto de piel a piel. Este tipo de
contacto es fundamental para el desarrollo sano de tu bebé, su piel es
ultrasensible así que lo acariciaba con suavidad, imaginaba que su piel estaba
a doce o quince centímetros más lejos de donde realmente comenzaba.
Como parte de nuestra rutina
de baño y de la hora de acostarse, masajeábamos suavemente sus brazos y piernas,
lo ayudaba mucho a relajarse al final del día.
Siempre buscaba diferentes
texturas para que tocaran y jugaran, solo me aseguraba que el objeto estuviera
limpio, fuera lo suficientemente grande como para que no se lo tragaran y que
no fuera filoso.
Algunas de las texturas
preferidas eran bufandas, esponjas, terciopelo, piel, encaje, toallas, pelotas
y hasta cartón.
Tal vez los recién nacidos
no pueden ver muy de lejos pero su oído es muy bueno desde el principio. En un par de meses, todos nuestros hijos
respondían al sonido de mi voz.
A lo largo del día les
cantaba canciones de cuna como Duérmete niño; incluso canciones inventadas.
Los bebés preferían las
voces agudas y esto los ayuda en el desarrollo del lenguaje. Así que no tengas miedo de hablar como bebé
al cantar o contar cuentos.
Siempre he dicho que nunca
es demasiado pronto para empezar a leerle a tu bebé. Nosotros hicimos que la
lectura formara parte de nuestra rutina diaria, era un momento que ambos
esperábamos ansiosos.
Una forma divertirá que
descubrimos de leer era tomar un libro con imágenes, sin palabras, y señalar
diferentes objetos en las imágenes, hacíamos sonidos de animales y les
contábamos cuentos.
A los bebés les encanta la
repetición, así que leíamos estos cuentos una y otra vez.
Seguimos con nuestra rutina
hasta que fueron creciendo y con el tiempo manteníamos conversaciones completas
sobre las imágenes.
Antes no lo sabía, pero al
colocar a tu bebé boca abajo le ayuda a desarrollar fuerza en la espalda y en
el cuello para sostener su propia cabeza. Puedes hacerlo tan pronto tenga unas
pocas semanas de nacido, pero ten paciencia ya que les lleva algún tiempo
acostumbrarse.
Para ponerlo boca abajo,
ponía una manta limpia sobre el piso y colocaba al bebé boca arriba, luego lo
hacía girar suavemente hasta que quedaba boca abajo.
Uno de nuestros hijos
protestaba un poco y lloraba al principio. Entonces me acostaba frente a él
para que pudiera ver mi rostro o ponía un espejo delante de él.
También les gustaba que les
agitara una sonaja o colocara algunas pelotas frente a ellos. Y mientras más
grandes y fuertes, trataban de alcanzar los juguetes y jugar con ellos. Me
acostaba boca arriba y ponía a mi bebé sobre mis piernas levantadas para que
pudiera verme. Siempre llevábamos una manta para ir de picnic, para jugar al
aire libre, donde había tantas cosas para ver.
A todos les enseñamos a
darse vueltas haciéndoles girar suavemente desde su posición boca abajo hasta
su posición boca arriba y luego de vuelta. Claro que nunca los acostábamos boca
abajo para ir a dormir. Y solo lo hacíamos cuando podíamos vigilarlos y darle
toda la atención.
Una gran sorpresa fue darnos
cuenta de lo importante que eran los pañales. A mi bebé no le gustaba estar
húmedo. La piel se le volvía más sensible y se ponía muy molesto, es por eso
que mantenerlo seco era muy importante.
Sus pañales para recién nacidos
eran superabsorbentes. Capturaban la humedad y la mantenían alejada de la piel
del bebé permitiendo que estuviera seco por más tiempo y ayudando a proteger su
piel delicada. Además, eran muy suaves y lo envolvían con comodidad y
seguridad.
Incluso tenían una práctica
línea azul en la parte delantera que aparecía cuando el bebé estaba húmedo y
que nos dejaba ver que tal vez necesitaba un cambio de pañal.
Gracias por dejarme
compartir mis experiencias contigo.
Estoy segura de que estás
encontrando tu propia forma de ayudar a tu bebé a descubrir su mundo. Me encantaría
escuchar tus experiencias.
Si aún estas esperando a tu bebé, no dejes de visitar la siguiente pagina para que sepas todo sobre el ultrasonido 4d.
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